Este fue mi primer proyecto personal, impresionada por las ruinas, el abandono y el estado en el que se encontraba la Costa da Morte cuando la visité al regresar a España tras vivir en perú durante 4 años. Las piedras de los hórreos y la madera de los barcos antiguos se cubrían de vegetación y olvido, dotando a aquella parte del litoral gallego de un aspecto fantasmal y onírico. Por este motivo, durante la realización de este proyecto empleé habitualmente un gran angular que potenciaba la sensación de irrealidad y desolación de las imágenes. Las piedras y los cielos fuerzan su dinamismo más dramático ante esta lente, mientras la película empleada fue de blanco y negro en un intento por captar los matices grises, melancólicos y tristes del propio paisaje.